Encontramos en la Biblia, la Palabra de Dios, que la gran mayoría de las promesas de Dios a Israel tienen que ver con el fruto de la tierra, fruto que otorgará bienestar y prosperidad al pueblo. Entre esas promesas encontramos que a través del profeta Amós 9:11-15, Dios les dice: “He aquí vienen días, dice el Señor, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho el Dios tuyo”.
Hoy nosotros podemos tomar esta promesa de Dios, hacerla propia y además de aplicarla a la tierra y sus bendiciones, llevarla al plano de la tarea que Dios nos ha encomendado a cada uno de sus seguidores: hacer discípulos y extender el Reino de Dios.
Hoy nosotros podemos tomar esta promesa de Dios, hacerla propia y además de aplicarla a la tierra y sus bendiciones, llevarla al plano de la tarea que Dios nos ha encomendado a cada uno de sus seguidores: hacer discípulos y extender el Reino de Dios.
En ese orden vemos que Dios promete al pueblo que llegará el momento en que los tiempos se acelerarán y tanto el que siembra como el que siega, trabajarán juntos y producirán fruto en abundancia.
Pensando en esto, en la tarea que Dios nos tiene preparada para cada uno de nosotros, y lo que Dios va a hacer en toda esta bendita provincia, declaramos: 2004 AÑO DE PRODUCTIVIDAD.
Pensando en esto, en la tarea que Dios nos tiene preparada para cada uno de nosotros, y lo que Dios va a hacer en toda esta bendita provincia, declaramos: 2004 AÑO DE PRODUCTIVIDAD.
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