INICIO DEL TRIMESTRE DE RENOVACION
Texto: 2ª. Corintios 4
Al pasar del trimestre de Restauración al de Renovación, es importante tener en cuenta la diferencia ente ambos conceptos. Mientras que la Restauración es aplicable a aquello que se ha deteriorado, roto, destruido, la Renovación se aplica más a aquello que puede haber sufrido algún desgaste o que cumplió un ciclo, o simplemente necesita un cambio para pasar a otro nivel.
En este sentido todo necesitamos permanentemente renovarnos en diferentes áreas de nuestra vida a fin de adecuarnos a tiempos y circunstancias y a lo que Dios está queriendo hacer en y con nosotros.
A lo largo de este trimestre vamos a hablar de RENOVACION ESPIRITUAL, que tiene que ver con nuestra vida interior, nuestra comunión con Dios, nuestra fe y todas aquellas áreas ligadas a la vida interior y espiritual.
Asimismo abordaremos el tema de la RENOVACION DE LA VISION, que se relaciona con el propósito de Dios, sus planes para nosotros, nuestros sueños y proyectos de vida, etc…
Finalmente hablaremos sobre la RENOVACION DE PACTOS, que abarca todos aquellos compromisos asumidos, nuestra consagración y nuestro servicio al Señor, así como también nuestro comportamiento con los otros, a nivel familiar, congregacional y social.
El apóstol Pablo en su Segunda Carta a los Corintios, en el Cáp. 4, nos presenta un panorama muy ilustrativo en cuanto a la necesidad permanente de renovación del cristiano.
En el vs. 7 expresa: “Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.“
Hay aquí una verdad muy contundente, somos “vasijas de barro“, lo cual muestra nuestra fragilidad y sobre este concepto, el Apóstol va a dejar sentado que necesitamos permanentemente experimentar un proceso de renovación.
I- PABLO NOS MUESTRA LOS AGENTES DE DESGASTE
8 Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. 10 Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo. 11 Pues a nosotros, los que vivimos, siempre se nos entrega a la muerte por causa de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo mortal. 12 Así que la muerte actúa en nosotros, y en ustedes la vida.
Dice que nos vemos “atribulados“, “perplejos“, “perseguidos“ y “derribados“. Esto como producto de la fragilidad que implica ser “vasijas de barro“. Sin embargo, a pesar de ello, manifiesta enfáticamente que esta fragilidad no implica que estas situaciones nos lleven a una condición de “abatidos“, “desesperados“, “abandonados“, ni “destruidos“.
En cierto aspecto somos frágiles y las adversidades a las que nos enfrentamos, así como el proceso de morir día a día a nuestro yo, producen en nosotros un desgaste, un cansancio y hasta un debilitamiento.
Pero también es cierto que en esa fragilidad somos lo suficientemente fuertes para que ninguna de estas situaciones nos saque fuera de competencia ni nos anule en nuestro propósito y nuestro servicio.
13 Escrito está: «Creí, y por eso hablé.» Con ese mismo espíritu de fe también nosotros creemos, y por eso hablamos. 14 Pues sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará también a nosotros con él y nos llevará junto con ustedes a su presencia. 15 Todo esto es por el bien de ustedes, para que la gracia que está alcanzando a más y más personas haga abundar la acción de gracias para la gloria de Dios. 16 Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día.
El primero agente al que hace mención el Apóstol es la fe, en realidad lo menciona como “espíritu de fe“. El cual se manifiesta en dos sentidos. Uno: “creí“, la fe en primera instancia es un proceso interior, que nace en el espíritu. Luego dice: “por eso hablé“. Esta es la exteriorización de la fe. No es un hablar por hablar. No es la declaración positiva que algunos practican como una técnica de autoayuda. Es el resultado de una sólida fe. Primero creemos y luego manifestamos lo que creemos.
Estos dos aspectos, el creer y el manifestar o hablar lo que creemos producen en nosotros una necesaria renovación interior.
El segundo agente mencionado aquí es el conocimiento. El Apóstol dice: vs. 14 “Pues sabemos“ y hace referencia al poder de la resurrección. Conocer y entender el poder que está a nuestra disposición para enfrentar todas las adversidades que surgen delante nuestro también producirá una renovación de nuestra fe y la esperanza de que toda dificultad y toda adversidad será superada con éxito mediante ese poder.
Tanto la fe como el conocimiento nos llevan a una posición bien definida: “no nos desanimamos“, “nos renovamos día tras día“ Aleluya!!!.
17 Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. 18 Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.
Para lograr esto hay agentes que nos facilitarán la tarea.
El primero es la perspectiva, desde que ángulo analizamos las situaciones que atravesamos. El Apóstol Pablo puede llamar a los sufrimiento “ligeros y efímeros“ porque los analiza desde lo que estos producen y pone en la balanza esos sufrimientos de un lado y del otro “una gloria eterna“, llegando a la conclusión que la gloria eterna vale “muchísimo más“ que todos los sufrimientos.
Esta manera de evaluar es un potente agente de fortalecimiento continuo.
Luego encontramos otro agente de fortalecimiento que es nuestro enfoque, ¿dónde ponemos nuestra mirada?
Pablo afirma: “no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible“.
Muchas veces somos nosotros mismos los que permitimos que los problemas se agiganten delante nuestro dándoles mayor entidad que la que corresponde, porque miramos de manera equivocada. Alguien dijo: “Dejá de decirle a Dios cuan grandes son tus problemas y comenzá a decirle a tus problemas cuan grande es tu Dios“.
Cuando podemos poner nuestra mirada en lo invisible, tanto en lo que produce la prueba como en el poder de Aquel que puede y quiere sacarnos victoriosos de la prueba, entonces vamos a fortalecer nuestro ser interior reduciendo la probabilidad de desgaste o debilitamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario