Debemos ser conscientes que así como nosotros trataremos de conquistar, Dios también tiene esa intención hacia nosotros, al igual que nuestro enemigo, el diablo, y nosotros deberemos determinar quien triunfará.
Hay un pasaje del profeta Jeremías que nos puede ilustrar sobre la manera en que se produce este “todos contra todos”. En Jer. 20:7-12 leemos:
7 Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí.
8 Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día.
9 Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude.
10 Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza.
11 Más Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.
12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.
Dios te va a conquistar
En este relato encuentro que hay un Dios que nos quiere conquistar.
Esta es la manera en que Dios está tratando de conquistar nuestro corazón. A través de sus manifestaciones de amor, de poder, de fidelidad, de misericordia, Él nos atrae hacia Él a fin de que permanezcamos a su lado, que estemos en comunión con Él y le sirvamos, no por obligación, sino de buena voluntad.
Esta seducción de la que fue presa Jeremías se hace evidente cuando manifiesta: “Hay un fuego ardiente metido en mis huesos” - vs. 9. La acción seductora de Dios generó en el profeta un incontenible deseo y necesidad de servirle y cumplir con la misión para la que fue llamado.
El diablo tratará de conquistarte
También hay un diablo que tratará de conquistarnos.
El profeta lo experimentó cuando decía: “Murmuración y temor por todas partes” – (vs. 10). Una de las maneras en que Satanás tratará de conquistar tu corazón será llevándote a poner la mirada en lo que otros dicen, en lo que murmuran de tu vida y esa murmuración te llenará de temor a fin de paralizarte y apartarte de la misión que Dios te ha dado.
Jeremías estaba luchando porque había dos fuerzas en pugna sobre su vida.
Luego el profeta es por demás elocuente cuando manifiesta: “Mis amigos miraban si claudicaría” – (vs. 10). No solamente Satanás estaba tratando de conquistar al profeta, sino que había un grupo de personas a los que irónicamente llama “amigos”, que estaban atentos, mirando, esperando ver caer a Jeremías.
Así que la estrategia del enemigo era bastante variada, por un lado murmuración y temor, por el otro las personas aparentemente allegadas que en vez de ser un apoyo para él, estaban deseosos de verlo derrotado y abatido.
¿Sabes que cuando alguien es seducido por el Señor y determina vivir para sus propósitos siempre habrá gente que se pondrá del lado contrario esperando su derrota, esperando que el enemigo logre su cometido? esto se ve claramente en la expresión “claudicar”, el diccionario define esta palabra como “acabar por ceder a una presión o una tentación”, esto es renunciar, darse por vencido. Eso es precisamente lo que termina haciendo alguien que se ha dejado conquistar por el temor, por la opinión de otros, por la acción directa del enemigo sobre su vida.
Pero no solo eso, la estrategia de conquista iba mas allá, el enemigo dice: “Quizá se engañará y prevaleceremos contra él” – (vs. 10). Finalmente los “amigos” son desenmascarados y se pueden ver claramente sus malévolas intenciones. El enemigo está esperando vernos totalmente engañados y derrotados, El pretende sacarnos de combate y hacernos completamente incapaces de pelear a favor del Reino.
Debes ser un conquistador conquistado
Hay algo tremendamente importante que nos enseña la historia de Jeremías y es que antes de ser conquistadores debemos ser conquistados y la gran decisión que debemos tomar es quien nos conquistará. Somos nosotros los que determinamos por quien nos dejamos seducir y quien finalmente será el que conquiste nuestro corazón.
Jeremías entendió esto y sus palabras nos dejan ver cual fue su determinación. En el vs. 11 manifiesta: “El Señor está conmigo como poderoso gigante”. Él era plenamente conciente que la posibilidad de que se transformara en un verdadero conquistador estaba fundada sobre la base de haber sido antes conquistado por el Señor quien de esta manera se transformó en su poderoso gigante, quien estaría de su lado llevándolo a la victoria frente a las asechanzas del enemigo.
Seguidamente dice: “Los que me persiguen tropezarán y no prevalecerán, serán avergonzados y no prosperarán”. Esta es una gran confianza y seguridad de todos aquellos que lejos de dejarse seducir y conquistar por el enemigo, se someten al señorío de Cristo y no tienen ningún temor. Luego nos deja ver la razón de esta gran confianza: “Porque a ti he encomendado mi causa” (vs. 12). Esta es la actitud correcta del “conquistador conquistado”.
Permitamos que Dios nos conquiste el corazón en este tiempo, porque si no lo hace El, alguien más lo hará.
No permitas que el enemigo te conquiste y gane terreno sobre tu vida, sobre tu familia, sobre tus finanzas, sobre tu ministerio.
Solo dejándote seducir por el Señor, serás un verdadero conquistador!!!
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