viernes, 13 de junio de 2008

Preparativos para la conquista - Reflexión para reunión de oración - Miércoles 11-06-08


TEXTO: Josué 1:1-9

I- EL CONQUISTADOR Y LAS PROMESAS

1 Después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, Dios le dijo a Josué hijo de Nun, asistente de Moisés:

2 «Mi siervo Moisés ha muerto. Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse para cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que les daré a ustedes los israelitas.

3 Tal como le prometí a Moisés, yo les entregaré a ustedes todo lugar que toquen sus pies.

4 Su territorio se extenderá desde el desierto hasta el Líbano, y desde el gran río Éufrates, territorio de los hititas, hasta el mar Mediterráneo, que se encuentra al oeste.


Dios es un Dios de promesas. El la Biblia abundan las promesas para cada uno de nosotros, promesas que abarcan todas las esferas de nuestra vida.

Pero también debemos destacar que Dios es un Dios que cumple sus promesas. Sabemos de sobra que muchos son los que hacen promesas a la ligera y luego n o las cumplen, sin embargo las promesas de Dios son “sí y amén”.

Es importante que meditemos en las promesas de Dios, pues el que prometió, cumplirá.

Pero debemos entender que muchas de estas promesas deben ser conquistadas por nosotros.

Dios ya nos ha dado todas las cosas, pero el enemigo ha usurpado lo que nos pertenece y es allí donde entra la conquista, la batalla en el mundo espiritual para apropiarnos y tomar posesión de todo aquello que el Señor ha entregado en nuestras manos por medio de Jesucristo.


II- EL CONQUISTADOR Y EL RESPALDO

5 Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.


Para realizar esta conquista tenemos un gran respaldo, Dios mismos nos asegura ese respaldo y es por ello que podemos lanzarnos a la conquista de las promesas de Dios.

No vamos ante el enemigo en nuestro nombre, ni en nuestras fuerzas, sino en el nombre del Señor, quien nos ha enviado y quien nos asegura su constante presencia.


III- EL CONQUISTADOR Y LA ACTITUD

6 »Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados.


Las promesas de Dios y su respaldo deben ser suficientes para producir en nosotros la actitud correcta para la conquista, ser fuertes, ser valientes, no hay otra actitud posible.


IV- EL CONQUISTADOR Y LA PALABRA

7 Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas.

8 Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.

9 Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.»


Pero hay un secreto clave para la victoria, para el éxito y la conquista de todo lo que el Señor nos ha dado en Cristo.

Ese secreto es la Palabra.

Hay algunas actitudes que debemos tener frente a la Palabra si hemos de transformarnos en verdaderos conquistadores.

1- No apartarnos de ella para nada. Fidelidad

2- Recitarla, hablar de ella. Memorizar

3- Meditar en ella de día y de noche. Reflexionar

4- Cumplir con cuidado todo lo que está escrito. Obedecer

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